Esta entrada la publiqué en mi blog de adopción hace meses, pero hoy, releyéndola, me he dado cuenta que debería de estar también en este. Así que... aquí va:
Yo nunca he sido típica. Soy peculiar. Y una de mis peculiaridades reside en mi principal mania: aprender. Aprendo de todo, en el sentido más amplio que se pueda imaginar. Sin embargo, en los estudios no tuve suerte. En el cole sufrí lo que ahora se llama bullying, y eso unido a la situación en casa, repercutía en mis estudios y mi motivación. La suerte es que aprobaba incluso cuándo quería suspender. Luego pasé a formación profesional, y me convertí en la más popular de las empollonas. Hasta que de nuevo se estropeó por la situación en casa. Tuve que ponerme a trabajar para, por lo menos, no ser una carga para mi madre, viuda sin recursos. Y desde entonces he ido combinando estudios y trabajo como buenamente he podido.
Todos los cursos estudiaba algo. Ahora inglés (que terminé el año pasado), ahora francés, luego bachiller nocturno... Con este perfil, diréis que era una candidata perfecta para la UNED. Pues mira, yo no lo veía. Siempre he querido tener una carrera, y la UNED siempre ha estado ahí, y yo siempre me he resistido a estudiar a Distancia. Pensaba que los empresarios no iban a valorar la titulación, nunca terminaban de poner las carreras que yo quería (magisterio o filología, pero con tutores presenciales) y no creía que tuviese la suficiente disciplina para estudiar a distancia.
Este año al final me decidí. Me costó decidir de cuantas asignaturas me matriculaba, pero al final decidimos que me tenía que matricular de todo para probar, a ver con cuánto podía, aunque la carrera que escogí no era la que pensaba terminar. Cogí el Grado en Educación Social porque me comentaron que en un par de años pondrían tutorias presenciales de magisterio y que seguramente muchas asignaturas convalidarían, sino, siempre podría pasar a pedagogía, puesto que el primer curso era común para las dos carreras.
Pues ahora no entiendo como pude dudar. La UNED no es lo que yo creía. Tienen muchos recursos para los alumnos trabajadores, pero nadie te regala los aprobados. Son tan exigentes como cualquier universidad presencial, y eso para alguien como yo, es muy motivador. Si un empresario no valora a un graduado en la UNED, máxime si éste compagina estudios y trabajo, se equivoca. Un estudiante que tiene éxito en esta universidad es disciplinado, perseverante, autodidacta y tiene capacidad para el sacrificio y la multitarea, cualidades que a mi parecer son muy deseables en cualquier trabajador. Ahí queda.
Pero no solo no entiendo como pude dudar de la universidad, sino de la titulación elegida. Antes de matricularme no sabía nada de la carrera de un educador social. Si la conocéis un poco por encima, comprenderéis que es la carrera que a mí (víctima de bullying en la infancia, proviniente de un ambiente familiar problemático, estudiante a lo largo de toda mi vida, futura mamá adoptante de un@ niñ@ negr@ y apasionada del mundo de la educación, entre otras muchas cosas) más me pega. Sólo mantengo una duda, y tiene que ver con mi capacidad empática. Tengo demasiada, y me parece que esto podría entorpecer mi labor profesional en este campo.
Es como si todo en mi vida me hubiera encaminado hasta dónde estoy. Y me encanta!! Eso sí, me equivoqué con el idioma que más iba a necesitar... Alguien me puede recomendar una pastillita para aprender fránces al instante?!?!? Jo, que es el idioma que habla media Europa y media África (en especial, muchos de los potenciales sujetos de mi futura profesión, y... quienes se encargan de unirnos a nuestr@ peke!!!).
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